¿Eres consciente de que todos los momentos importantes de tu vida suelen estar acompañados de música? ¿Qué sería de nuestras vidas sin ella? Como el propio Platón afirmó hace ya veinticinco siglos «La música es una ley moral. Le da alma al universo, alas a la mente, vuelo a la imaginación, encanto y alegría a la vida y a todo».
La música en nuestras vidas
En la actualidad, los españoles escuchamos música durante cerca de tres horas al día, casi veinte por semana. Estamos bastante por encima de lo que ocurre en los veintiún principales mercados del mundo. En cualquier caso, se escucha y mucho en todas partes. Y suele hacerse mientras se realizan otras actividades, sobre todo, conducir, mientras se va camino del trabajo o del centro de estudio, en los medios de transporte y cuando se trabaja o estudia.
Es imposible concebir la vida sin música y, desde luego, las razones para escucharla son muy variadas, de todos conocidas: es una forma de comunicación, nos divierte y permite expresar la alegría, nos facilita expresar los miedos, mitigar las penas, cambiar los estados de ánimo, incrementar el optimismo, reducir el estrés… Y estas propiedades ya las conocían romanos, griegos y egipcios en la antigüedad, que llegaban a utilizarla incluso con fines terapéuticos.
Ejemplos de música casi imprescindibles
La música, a través de las sintonías empleadas en las retransmisiones, puede servir para definir y describir sus características, puede asociar el espíritu de la música con el tipo de programa del que se trate. Así, la Liga de Campeones, en la que compiten los mejores equipos de fútbol de Europa, utiliza Zadok the Priest Himno n.º 1 de la coronación del rey Jorge II, de 1727, de Haendel
para transmitir optimismo y euforia. Otras composiciones, sin embargo, transmiten pesimismo y tristeza como, por ejemplo, la Marcha fúnebre de Chopin
o La lista de Schindler de John Williams.