Bienestar docente: 3 claves para lograrlo

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Ser docente no es una profesión fácil, ni mucho menos, aunque gran parte de la sociedad piense lo contrario, puesto que es una de las profesiones más infravaloradas por diferentes prejuicios que se han generado a lo largo de los últimos años, como el largo periodo de vacaciones del que disfrutan, la insuficiente preparación de algunos de ellos o el escaso crecimiento profesional que te permite el sector educativo.

Sin embargo, ser docente no solo implica tener un largo periodo vacacional o trabajar ‘poco’ como consideran muchos, sino que exige ser amable, empático, transmitir de forma significativa los saberes, atención, dedicación y paciencia, ya que no hay que olvidar que la labor docente consiste en el trabajo con y para otras personas, originándose una gran demanda emocional.

Este desafío emocional al que se enfrentan los docentes de forma diaria, sumado a la falta de motivación del alumnado, a los problemas de conducta, al escaso tiempo para impartir los contenidos o a la falta de apoyo por parte de compañeros, de la administración o de las familias de los estudiantes, puede desembocar, en muchas ocasiones, en una situación de estrés y alta exigencia, originándose un desgaste tanto emocional como físico a lo largo del curso.

EL AUTOCUIDADO

Por estas razones, es fundamental el autocuidado personal, entendido como el estilo de vida o conjunto de hábitos que te ayudan a lograr un estado de tranquilidad y satisfacción, tanto mental, como físico, social o emocional, lo cual afectará no solo a tu vida personal, sino también en la profesional y, por tanto, también se beneficiarán de ello tus estudiantes y el equipo docente.

Obviamente cada persona adquirirá un estilo de vida según los factores que afecten a su estado de bienestar, ya que a cada uno le servirán unos hábitos u otros.

Por ello, a continuación os vamos a mostrar algunos de los consejos más destacados para alcanzar un estado satisfactorio de bienestar docente.

CLAVES PARA LOGRAR EL BIENESTAR DOCENTE

   1. Sé flexible e innovador

En muchas ocasiones te vas a enfrentar en el aula a situaciones frustrantes, desconocidas o de descontrol, en las que te sentirás perdido o con ciertas inseguridades y miedos.

En estos casos, observa la situación detenidamente, no te desesperes, hay solución. Debemos aceptar que no todas las técnicas o estrategias van a ser igual de eficaces en todas las clases o con todos los alumnos.

Por ello, has de adoptar una actitud flexible e innovadora, escuchar las opiniones de tus compañeros, e incluso, de tus propios estudiantes, con el fin de aplicar otras estrategias que te permitan alcanzar los objetivos que te has propuesto.

   2. Logra un clima favorable en el aula

Tener una alta conexión y confianza con los alumnos y alumnas favorece el proceso de enseñanza y aprendizaje y, además, nos permite evitar emociones como la ira, la ansiedad o el miedo.

Para conseguirlo te proporcionamos algunas propuestas:

  • Escucha activamente las ideas e intereses de los alumnos y las alumnas.

  • Permite que tus estudiantes sean responsables activos de su propio proceso de aprendizaje, a través de metodologías activas o roles (cuidador, ayudante…).

  • Emplea juegos interactivos o herramientas digitales, como las que enriquecen las páginas de nuestro libros AEON, con el objetivo de conseguir un clima más dinámico y lúdico.
  • Adopta una postura neutral ante los problemas que puedan surgir en el aula, no te posiciones en un lado u otro, aporta una solución que favorezca a todos.

  • Aplica estrategias que motiven a tus estudiantes. En un artículo de nuestro blog te mostramos de manera más detallada cómo puedes hacerlo: https://aeonlibros.com/4-estrategias-para-motivar-al-alumnado

  • Establece objetivos o propósitos en base a las capacidades de tus alumnos y alumnas.
  • Planifica y organiza las actividades, con el fin de que el alumnado en todo momento conozca las tareas.

  3. Encuentra un equilibrio

No debes enfocar tu tiempo de forma completa en el trabajo, es necesario desconectar y tomarse un tiempo para valorarlo todo desde otra perspectiva y también para satisfacer tus propias necesidades.

Algunas ideas que te proporcionamos para relajarte son: haz ejercicio físico, asiste a clases de yoga, baile o pintura, queda con tus amigos más cercanos o familiares, engánchate a las películas y series que más te gustan o realiza pequeños viajes que te ayuden a desconectar.

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